¿Agur ETA?

«Claro es que tú has nacido con ETA…» me dice mi jefa cuando le comento que aún me siento incapaz de digerir la noticia… llego a clase de pilates, mis compañeras, que han visto la comparecencia de Zapatero en directo por la tele uruguaya, me felicitan, luego amigos por el Facebook, pero yo aún no logro imaginarme la posibilidad de que mañana haya gente en el País Vasco que por fin puedan caminar sin escolta… intento entrar en los periódicos españoles, todos colapsados, y poco a poco las imágenes vuelven a mi cabeza…

Pues sí, nací con ETA, forma parte de mi vida, como de la del resto de mi generación, es así de triste… uno de mis recuerdos de infancia fue de una vez que hicimos un minuto de silencio en el recreo en el parvulario, 4-5 años que tendríamos todos, y claro, muertos de la risa con la novedad, pero aún así la maestra insistió en que hiciéramos el minuto como el resto de nuestro país, y luego nos explicó por qué debiámos guardar silencio, aún recuerdo la seriedad con que nos contó que estábamos protestando contra el asesinato de una banda terrorista… los estadounidenses aún tenían sus Torres Gemelas y Bin Laden pasaba temporadas de vacaciones en Occidente, pero en España ya había niños que guardaban minutos de silencio contra el terrorismo… Luego, pues como el resto de mi generación, las mismas imágenes, a veces tan parecidas que daba la impresión de deja vu, las fotos de los atentados, de los coches en llamas, de los encapuchados hablando sobre el fondo de la serpiente y el hacha, de los funerales, de la familia de la víctima de turno llorando… había siempre imágenes que te quedaban más grabadas en la retina, hay gente que se quedó con las del atentado de Hipercor, otros con las de la Casa cuartel en Vic (aquellos pobres niños que jugaban en la puerta), otros con las imágenes de Irene Villa sin piernas tras la explosión, todos con la foto de Miguel Angel Blanco…

Todos hemos llevado lazos azules, todos hemos participado en alguna manifestación de protesta, todos hemos llorado alguna vez, aunque sólo haya sido una, por culpa de ETA, todos hemos discutido con extranjeros empeñados en ver las cosas «con objetividad», cómo si pudiera mirarse con objetividad el asesinato de unos niños que juegan a la pelota a la puerta de su casa, todos miramos con rabia cómo Bélgica, ¡en 1997!, concedía asilo político a etarras… Yo aún recuerdo comentar con mi familia y compañeros de instituto, en 1994, la sorpresa que nos producía que en un país latinoamericano de pronto hubiera huelgas en solidaridad con unos terroristas…

Y todos nos creímos el 11 de marzo de 2004 que ETA no hubiera tenido ningún dilema moral para matar a 200 personas de una sentada, otra cosa es que tuviera la infraestructura para hacerlo a esas alturas… porque a ETA la hemos derrotado, que conste y quede claro, no es que cedan, no es que se hayan persuadido de la inutilidad de la violencia, es que se rinden porque los hemos vencido.

Y en el camino, 829 personas: «la nuestra será una democracia sin terrorismo, pero no una democracia sin memoria: la memoria de las víctimas».

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