Aficiones (lo que me gusta)

Geografías en la Licorne: la Jerusalén que mata

«¿Vas para la librería?» me pregunta Daniel que camina por Ellauri junto a Valentín… «nosotros vamos a buscar vino, que me bebí todo el whisky…» Me río: «caray, Daniel, que se supone que esto es una ronda de lecturas, una sesión cultivada, no una reunión de bebedores…»

Hoy toca Ronda de Lecturas en La Licorne. La Licorne es una especie de librería, digo «especie» porque es más que una simple tienda en donde se venden libros, es un lugar de encuentro, residencia de poetas, biblioteca, salón de talleres de literatura, escritura e idiomas, terraza de conciertos, feria de domingos, etc etc… me la descubrió mi amigo Leo, de la Embajada argentina, que me recomendó un curso de Borges y Cortázar que impartía Jorge, uno de los dueños, al que fui con mis padres y más amigos. Es un local mágico, la verdad, en el corazón de Pocitos (porque «inside Pocitos» también hay cultura, que conste…), y sólo entrar da una sensación cálida de hogar.

Desde entonces, sigo yendo, y sobre todo nunca me pierdo la Ronda de Lecturas, en la que nos juntamos un grupo variopinto, de todas las edades y procedencias, y, bajo un mismo tema cada vez, llevamos una lectura para compartir y bebemos whisky o vino (o lo que lleve Daniel). A veces cocina un chef chileno que vive con los poetas bohemios de la Licorne. Hoy el tema era «Geografías», abrió Juan con unas descripciones de unos poetas israelíes y siguió Jorge, con «Pedro Páramo»… Yo esta vez me animé con un trozo de «Jerusalén», de Selma Lagerloff, que fue la primera mujer que ganó el Nobel, y que noveló sobre un hecho verídico: un grupo de campesinos suecos que dejaron todo su mundo atrás para instalarse en Jerusalén a principios del S.XX, con la idea de instalarse con una comunidad cristiana de estadounidenses, que vivían en un sitio conocido como la «Colonia americana», y que hoy es uno de los hoteles más famosos de la ciudad. La novela es preciosa e intensa, un hallazgo que descubrí mientras hacía cola para pagar la leche en el «Opencor» de mi barrio de la Florida en Madrid, en un estante en el que se apilaban libros de Coelho, Zafón, y César Vidal. (Nota para uruguayos: el Opencor es una cadena de tiendas que abre hasta muy tarde, y por tanto de los sitios en los que se puede ir a comprar leche y demás al salir, siempre tan tarde, de la oficina…)

La descripción que hace de Jerusalén en un momento dado, es impresionante, teniendo en cuenta, además, que en aquel momento aún no existía Israel… no puedo reproducir el trozo entero, pero voy a intentar resumirlo, porque en su día cuando lo leí me recordó muchísimo a aquel día de espanto que mi prima Soli y yo pasamos en la Ciudad Santa…

«La verdad es que no todo el mundo tiene la fuerza necesaria para sobrevivir a una estancia prolongada en Jerusalén. Aunque soporten bien el clima y consigan eludir el contagio de enfermedades, ocurre que la gente perece. La Ciudad Santa induce a la melancolía o la locura, incluso a la muerte. Es imposible permanecer en la ciudad un par de semanas sin que, alguna vez, oigamos cometar sobre alguna persona fallecida repentinamente: «es Jerusalén la que le ha matado«

Lagerloff a continuación, describe tres Jerusalén distintas, en busca de esa Jerusalén que mata, describe maravillosamente «la Jerusalén de la guerra», en donde tantos ejércitos batallaron, «la Jerusalén del Apocalipsis», y «la Jerusalén del desconsuelo de la Vía Dolorosa», pero concluye en los tres casos que esas no son la Jerusalén que mata… y luego describe la zona nueva, la de los nuevos barrios de extramuros, con las casas de misioneros, iglesias, hospitales, casas de peregrinos e instituciones benéficas, por «donde pululan frailes y monjas, enfermeras y diaconisas, popes y misioneros»… «donde se celebran misas y oficios donde se disputan almas»

Y allí llegamos a la conclusión: «Aquí es donde el católico despotrica contra el protestante, el metodista contra el cuáquero, el luterano contra el reformista, el ruso contra el armenio. Por aquí acecha la envidia, aquí desconfia el idealista del ensalmador, aquí litigan los ortodoxos con los herejes, aquí no se practica la clemencia, aquí se odia a todo el mundo para mayor gloria de Dios»


«Y es aquí donde encuentras lo que estabas buscando. Aqui está la Jerusalén de la caza de almas, aquí está la Jerusalén de las malas lenguas, aquí está la Jerusalén de la mentira, la difamación y la calumnia. Aquí se acosa sin tregua, aquí se mata sin armas. Ésta es la Jerusalén que quita la vida a las personas«

Termina la Ronda, hemos escuchado el cuento de Dahl sobre el chico que se apuesta un dedo a que su encendedor se enciende sin falta y que Hitchcock adaptó para la TV, Daniel ha leído de su antepasado Supervielle, y Valentín un poema brasileño que despierta la emoción de una de las presentes… terminamos y Jorge bromea sobre lo rápido que leo siempre… Camino a casa recordando aquella foto que me sacó Soli junto al Muro de las Lamentaciones, queríamos sacar a unos soldados israelies caminando junto al túnel que lleva al Barrio Musulmán, y me dijo que disimulara, que sonriera, y por eso salgo sonriendo… cuando en realidad lo que me apetecía era llorar del disgusto que tenía, tras un día entera rodeada de santos lugares y santas personas, en una ciudad santa, «en la que todos se odian para mayor gloria de Dios…»

La diferencia entre haber estado y ya no estar…

Tras el Mercado del Puerto, me fui para la Cinemateca, en donde terminábamos las Jornadas sobre José Saramago que hemos montado junto con la Embajada de Portugal. Se emitía «José y Pilar» un documental sobre el poeta y su mujer, Pilar del Río

La verdad es que la semana de actividades quedó muy bien, Raquel, mi colega de la Embajada de Portugal, se lo curró increíble, hicimos buen equipo y fue todo de lo más completo.

Habíamos tenido la inauguración el lunes, en el Paraninfo de la Universidad de la República.

Por cierto que nos grabaron en TCC: Raque sale a partir del minuto 3 y yo del 10.

También quedó muy bien el recital con Andrés Stagnaro en el CCE. Aquí Raquel se animó y recitó unos poemas con él.

 

Y concluímos con una mesa redonda en la Cinemateca, en la que se exhibía «José y Pilar«, un documental hispano-portugués que recopila cuatro años de vida del escritor con su mujer española en Lanzarote. La película me había gustado mucho más de lo que esperaba, lo cierto es que estaba muy bien contado, y te permitía acceder, no sólo al personaje de Saramago, sino a toda su relación con Pilar del Río (que es omnipresente en la película, Raquel había bromeado diciendo que se podía llamar «Pilar y Pilar»), a la mercadoctenia agotadora que rodea a los escritores hoy día (impresionante la escena en la Fería del Libro en Guadalajara, con Saramago y García Márquez recibidos como estrellas de rock, y los dos al final dormitando en las conferencias de puro agotamiento), y también al proceso de creación literaria.

 

Valentín Trujillo en el Observador había publicado en su día un artículo criticando a Pilar, a la que consideraba «destestable», por someter a un octogenario a las agotadoras sesiones de trabajo que se ven en la película. Me figuré que habría más gente que pensaría igual, así que me decidí a participar en la mesa redonda defendiendo a mi compatriota, no sólo por crear debate, sino porque también creo que merece ser defendida (¿quién era el obsesionado por hacerlo todo y vencer a la muerte, él o ella? ¿quién creó el personaje de Saramago, el que cosechó premios y éxitos? ¿se critica a una mujer que pasa las 24 horas girando en torno a su marido?…) o al menos no ser criticada automáticamente… de hecho Saramago ganó puntos a mis ojos por la generosidad con que reconoce el papel de Pilar en su vida, no es frecuente que un artista, o un hombre sencillamente, agradezca a su mujer los «servicios prestados»…  No sé si es que los convencí o es que ya estaban convencidos, pero el caso es que no hubo mucho debate feminista al final… en realidad la cosa estuvo muy tranquila, porque el otro posible punto de debate, la relación de Saramago con Portugal, ese periodista portugués que acusa a Pilar de haber robado al escritor de su país para llevárselo a España, apenas despertó discusión, pues como los vaivenes especulativos financieros mundiales han logrado que Raquel y yo nos atrincheremos ideológicamente a lo «Balsa de Piedra», convencidas de la necesidad de unir fuerzas en la península, pues todo terminó muy tranquilo, en una sala repleta, eso sí.

 

Y me quedé enganchada con ese impulso vital de ese viejo que lucha incansablemente contra el tiempo… «Pilar, tengo miedo de no tener tiempo de terminar el libro…» repite durante la película, y ella habla a la cámara después, metida también en el mismo frenesí, «descansar, descansar, qué mania de descansar tienen los jóvenes hoy día… ¡si ya tendrán toda la eternidad para descansar…!»… y esa hermosa definición sobre la muerte: «la diferencia entre haber estado y ya no estar…»

Estreno ortonesco con el Sr.Sloane

Hace un par de meses, Diego me comentó que estaba ensayando una nueva obra, «Entertaining Mr.Sloane», de un autor inglés, Joe Orton… al día siguiente me levanté con la vívida impresión de conocer al tío, consulté en la BibliaWikipedia, y bingo, era el escritor de la película de Stephen Frears,»Ábrete de orejas«, una historia macabra y divertida sobre un dramaturgo gay de la Inglaterra de los años 60 que acabó asesinado a machetazos por su amante, envidioso de su fama… lo que yo no sabía es que Orton existió realmente… me puse a investigar entonces un poco, y acabé realmente enganchada con el personaje, fue un torbellino «ortonesco» (palabra que en inglés ha pasado a definir el humor negro y macabro), del que recomiendo un corto bastante bueno, «Off you go then!», y con el que martiricé convenientemente al pobre Diego, que debió acabar harto pero no dijo nada porque es un chico educado.

Y la verdad es que Joe Orton debió ser un tipo interesante: ya el punto de partida (un gay en una época en la que aún era delito serlo en Inglaterra, sin estudios en un país en el que se te encasilla al segundo por tu acento, y que consigue colarse en el exclusivo mundo de las celebrities literarias del Londres de la época) es interesante, y su relación mórbida y llena de matices con Kenneth, que lo aupó en sus inicios, que lo ayudó de forma que nadie llegó a ver en su obra la casi nula base cultural que tenía Orton, y que finalmente lo asesinó… una historia realmente fascinante.

El caso es que Diego me invitó al estreno, invitación reiterada por Paula, que se encargaba del vestuario. Si fuera Presidenta del Mundo Mundial, encontraría lógico y natural que se requiera mi presencia en un estreno, pero como no lo soy, lo cierto es que me sigue haciendo mucha ilusión cuando me invitan… y la obra estuvo muy bien, la verdad. Diego y el resto del elenco estuvieron geniales, muy bien vestidos por Paula, y con una escenografía que me encantó… yo estaba convencida de que la historia sería más sórdida (una solterona y un gay reprimido bailando al son de un niñato sin escrúpulos no es precisamente un cuento para niños), y sí, sórdida es, pero el bueno de Orton también hizo una obra divertidísima que además no ha perdido nada de vigencia… cuando Sloane se pone a hacer pucheritos a Ed («¡¡yo no me quiero casar con Kathy, yo quiero irme contigoooooo!») para librarse de la policía, yo pensé que me moría de la risa…

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