Cómo dar un testimonio informal en el día de la abdicación

«Perdón, Embajador, es que se me hizo tarde viendo el discurso del Rey anunciando la abdicación»

Tengo una amiga que opina que esto de usar una abdicación como excusa por llegar tarde al trabajo es lo más. Y la opinión de mi amiga no es poca cosa, que conste, porque ella tiene una secretaria que le llega siempre con unas excusas alucinantes, un día que se estaba recuperando tras una manifestación pro-aborto en que habían sufrido las pedradas de unos grupos pro-vida; otro, que se había ido a rezar el rosario con su madre y su abuela; otro, que había acompañando a una amiga a un tratamiento de fertilización in vitro… Pero claro, lo de la abdicación es aún mejor, porque es una excusa que no puede soltar todo el mundo, y los que podemos, sólo la usamos una vez cada 30 años más o menos.

Pero que quede claro, es verdad que se me hizo tarde viendo el discurso del Rey anunciando la abdicación, que con la diferencia horaria, aquí lo vimos en diferido, aunque tuvimos periodistas madrugadores que ya estaban llamando desde temprano. Ahora mismo acabo de dejarme seducir por los cantos de sirena de un maldito que me ha convencido para que mañana participe en una tertulia radial a las 8 de la mañana. Para mí, que trabajo con los tiempos de la cultura, que suelen coincidir con los tiempos de ocio de la gente, fuera de horario laboral, mucha tarde, mucha noche y mucho fin de semana, levantarme a las 7 de la mañana es una tortura. Pero lo hago porque me arrancaron lágrimas de emoción tras decirme que mi relato por teléfono del artículo 57 de la Constitución les había entusiasmado y querían compartirlo en vivo con todos sus oyentes. Como dice mi Embajador, desengañémonos, la adulación siempre funciona.

Claro que llovía sobre mojado, porque ayer tuve la decepción de no ser invitada a uno de los programas de televisión nacional más vistos en Chile. Yo feliz porque ya me imaginaba que podría enviárselo a mis sobrinos. Yo les he mandado muchos videos a mis sobrinos en estos años de lejanía transoceánica, videos caseros, pero también alguno más profesional como el del de mi entrevista en la tele uruguaya de cuando hicimos el Don Juan en el cementario, y cuando eran pequeños, pensaban que su tita era una estrella famosa de la televisión latinoamericana, y no una triste diplo expatriada. Pero ahora que ya están más creciditos, están más resabiados, claro, mis videos caseros ya no dan tanto el pego, así que pensé que con una aparición estelar en la tele chilena, podría mantener la ilusión un par de años más. Pero a pesar de mi felicidad, mi natural modesto hizo que les preguntara antes a los de la tele que por qué querían entrevistarme a mí y no al Embajador o a nuestra estupenda Consejera de Prensa, y entonces me sueltan que ya los habían entrevistado, y que ahora buscaban un testimonio «más informal» sobre la abdicación y la monarquía en España. Yo soy una informal total, siempre chequeo mi agenda por la mañana para ver si no hay reuniones institucionales y puedo ir de vaqueros a la oficina, pero en ese momento me pudo el oficio – y mi papá, mi mamá y mi madrina – y les advertí que yo era ante todo «miembro de la Carrera Diplomática del Reino de España» y que el Rey en persona me había entregado el despacho que marcó mi ingreso en la Administración, así que no estaba segura de ser todo lo informal que requerían. El tipo dijo que iba a consultar y me llamaba. Y nunca más llamó, obvio.

Ay, un testimonio informal, ¿qué narices es un testimonio informal? ¿Un testimonio personal, como ciudadana, de esos que a todos nos gusta dar en cuanto nos dan la oportunidad? Y sin que nos la den incluso, lo que gusta sentar cátedra… Si se trata de eso, una podría decir que nuestro país ha cambiado, porque ya hay otra generación, la generación de los que crecimos en democracia y no juramos los Principios del Movimiento. Y una nueva generación, necesita un nuevo jefe de Estado, sin desmerecer al anterior. Y sin pensar que ese nuevo Jefe de Estado vaya a llegar como Superman a salvarnos de todo: los españoles tendremos que protagonizar nuestra propia salvación, como todos los pueblos. Y hablando del anterior, quizá no estaría mal recordar que cosas que ahora se le reprochan, antes despertaban simpatía, y que los de esta nueva generación, crecimos en ese ambiente de, o bien simpatía, o bien indiferencia, muy rara vez odio. Y bueno, con respecto a la esposa del nuevo Jefe de Estado, no puedo menos que irritarme porque la principal crítica que tarde o temprano sale al final en toda conversación, es que le pidiera a su prometido que la dejara terminar una frase.

Podría haber dado este «testimonio informal». Pero entonces tendría que haber advertido que mi testimonio informal vale tanto como el de cualquier otro ciudadano, en un país en donde no encuentras dos personas que tomen el café igual. Es lo que tiene la informalidad, que al final, informales somos todos.

Pero en fin, mañana me voy a resarcir recitando el Título II de la Constitución tan bien, que va a flipar medio Chile. Y mis sobris seguro que disfrutan también cuando les mande el audio. Aunque sean de otra nueva generación…

 

2 Comments

  1. Veritas Fulgens - 7 junio, 2014

    Muy bonito texto, mari eugenia, aunque no seas unas star system te queremos igual, jajaja

  2. Bronte - 10 junio, 2014

    Y eso que no me has oido explicar el artículo 57, me sale de lujo…

Leave a reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.