Los hombres lloran

Nunca pensé que estaría en situacion de ganarme el silencio admirado de toda una fila de taxistas, pero asi fue: tras unos minutos, todos los taxistas del aeropuerto de Cancún se quedaron callados, mudos de asombro, ante la suficiencia con la que juzgué el arbitraje del partido de Mexico con Holanda, y mi pormenorizado analisis del modo de juego de los ticos. Llegue a soltar cosas como «Costa Rica juega muy fuerte en la banda derecha, lo que les beneficia frente a Holanda, que es mas debil en el centro del campo». Que no se me juzgue, si, esta feo inventarse las cosas, y aprovecharme de esa ingenuidad que los hombres cultivan con largas horas de escucha a los locutores deportivos, que llenan los silencios en los eternos partidos con platitudes de ese calibre. Pero soy una mujer en terreno de hombres, y me defiendo como puedo.

Porque el futbol es cosa de hombres, eso es algo que los hombres tienen muy claro y que las mujeres no encuentran beneficio alguno en discutir, y yo no seré excepcion. Así que lo dejaremos así, el futbol es cosa de hombres, terreno para la exaltacion de las virtudes tradicionalmente consideradas masculinas. Y quizá por eso, y particularmente en esta America Latina aún muy tradicional en las cuestiones de genero, no hay cosa que perturbe mas que las lagrimas de los jugadores. Cómo es posible que lloren, esos hombres colosales, esos guerreros envueltos en los colores patrios que salen a defender los mas altos valores de sus respectivas naciones, como otrora hicieran los ejercitos. ¿Acaso lloraban los soldados? Lloró Alexis en los minutos previos a la tanda de penales decisivos, y mi locutor favorito, tras unos segundos de desconcierto, en los que quizá dudo si tratar de negar lo innegable, lo absolvió: si, esta bien, admitamoslo, Alexis estaba llorando, pero eso era porque no podia resistir la infinita emocion de haber llevado a su pueblo a lo mas alto, y esa emocion lo traicionaba, si, un momento de debilidad perfectamente explicable. Y luego, para explicarlo, mi locutor cambio de tercio y no volvio a hacer referencia al tema, por supuesto. Lloró el locutor argentino que retransmitia el infartante y eterno Argentina vs Suiza, cuando Di Maria sello la contienda en el segundo alargue, canto el gol a voz en grito hasta que, de pronto, se le quebro la voz y lloro, lloro, y lloro, y toda Argentina pudo oirlo… y todos se rieron, subieron el audio a internet, lo difundieron por redes sociales, todos mofándose del hombre que lloraba como un niño ante la gesta alcanzada por su equipo.

Nunca pense que estaria en situacion de pedir a un guia turistico que dejara su explicacion para que pudiéramos  seguir un partido de futbol, pero así fue. De nuevo, que no se me juzgue: Chichen-Itza es justificadamente una de las nuevas siete maravillas del mundo, pero el guia que nos habia  tocado era una plasta, en el grupo nos turnabamos para poner cara de poker escuchando sus tonterías  mientras el resto dormitaba bajo un calor húmedo aplastante, así que cuando subimos al bus, apenas climatizado, cansados y sofocados, yo me acerqué al conductor y le susurre que cómo iba el Brasil vs Colombia. Él entonces me lanzó una mirada con esa complicidad que a veces tienen los hombres por las mujeres que nos adentramos en su territorio, y acalló al guia subiendo la radio para que todos pudiéramos cantar el gol colombiano. Los españoles, mexicanos, chilenos, y argentinos del bus simpatizábamos con el unico colombiano del grupo, porque en realidad toda Iberoamérica  hinchaba contra esa Canarinha que seguía en el Mundial aupada por golpes de suerte y arbitrajes mas que discutibles, nunca estuvo Iberoamérica tan unida. Luego, ya de vuelta en el hotel, supimos que Colombia habia muerto matando, y que Neymar quedaba fuera del campeonato por una lesión. Y la televisión mexicana repitió una y otra vez el llanto de dolor del mas grande soldado, del equipo que mas antipatias despertaba.

Hasta que la camara enfoco al colombiano James tras su eliminación, agotado, sin camiseta, con los ojos arrasados en lagrimas, hipando ante el locutor incómodo que lo entrevistaba. ¿Lloras, James? le soltó entonces el agudo analista. Y James, ese casi adolescente que durante dias había llevado sobre los hombros el peso de los sueños de toda una nación, miró a la camara y sentenció, haciendo quizá el mayor servicio a la causa de la igualdad de genero en Latinoamerica: «los hombres lloran». Y enmudeció el periodista,enmudeció todo un continente, y ni una sola mujer, fuera y dentro del terreno de hombres, deseo otra cosa mas que consolar a ese joven hermoso que lloraba sin complejos.

Nunca pense que estaria en situacion de sentirme incomoda atestiguando una humillacion historica. Años escuchando historias del Maracanazo uruguayo, orientales viejitos rememorando donde estaban cuando se produjo la historica azaña, orientales no tan viejitos celebrando aun la gesta, en un pais que hace de la nostalgia casi su himno nacional, y nunca pense que yo llegaria a ver otro maracanazo, otro partido histórico con el que dar la castaña a mis sobrinos cuando sea vieja. La goleada merece capitulo aparte, así que hoy me quedare unicamente con las lagrimas que las camaras reiteraron una y otra vez. Pero no fueron lagrimas de hombres sino de mujeres, la cara del humillante 7-1 es un rostro de mujer llorando a gritos. Porque todos sabemos que las mujeres sí que pueden llorar.

Y es que es eso, que el futbol es cosa de hombres. Que terror pensar en mis congeneres antepasadas, las que vivieron en un mundo en el que TODO era cosa de hombres y ellas meras turistas de su propia vida. No es de extrañar que ellas lloraran tanto y ellos tan poco.

 

5 Comments

  1. Anónimo - 17 julio, 2014

    Mi escritora favorita!. Después de 1 año (…o 2?..) Encontré de nuevo este blog.
    Sigue escribiendo po. Cachai?

  2. Bronte - 20 julio, 2014

    Muchas gracias! Aqui sigo, después de, uf, ya casi 3 años!

  3. Bronte - 20 julio, 2014

    Este comentario ha sido eliminado por el autor.

  4. Anónimo - 29 julio, 2014

    Cómo te puedo contactar?

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