Madres

 Madres… He conocido muchas madres, aparte de la mía. Yo no tengo ningún problema con la mía, por cierto. Es verdad que acostumbra a dar su opinión en voz alta, pero ya me acostumbré. No obstante, madres hay como colores, a qué negarlo. Y yo he conocido muchas que me han hecho dudar de si realmente quiero tener hijos. Sobre todo las madres de adolescentes. Aún recuerdo una compañera que entró una vez a mi despacho, tras tener una bronca monumental con su hijo de 17 años. “No tengas hijos, NO TENGAS HIJOS” me gritó. También tenía una amiga, madre de un muchachote que amenazaba con irse de casa con cada pelea. Ella a continuación escribía un mensaje a su marido: “cariño, no me quiero hacer ilusiones, pero algo me dice que esta vez por fin sí que se larga…”

Yo creo que el único momento en que he tenido claro tener hijos fue de niña, jugando con muñecas. Nuestro mundo predetermina a las niñas a tener hijos con los juguetes. Es increíble que los malthusianos no se hayan planteado la posibilidad de restringir el acceso de muñecos a las niñas. Apuesto que la natalidad descendería automáticamente. Ya mayor, me desaparecieron las ganas (que reconozco que la Barbie había puesto ya muy a prueba). Desde entonces, no he oído nunca, ni una sola vez, ese llamado reloj biológico que todas las mujeres tenemos supuestamente.

Mi sordera se mantuvo durante los 4 años que viví en Uruguay, y eso sí que es asombroso. Nunca conocí mujeres con instinto maternal más furioso que las uruguayas. Bueno, miento, conocí a una, que quizá por oposición con el medio, era la más antimaternidad que he conocido. Suspiraba al entonar un sempiterno “la especie humana subsistirá incluso si yo no tengo hijos…”. Alguna vez estuvo por contestarle que, la especie humana en general, sí, pero que la oriental, considerando que sólo había tres millones, capaz que sí que necesitaba el apoyo de todas sus mujeres. En todo caso, el resto con el que me crucé, todas adeptas por la causa. ¿Por qué no te congelás los ovulos?, escuché mucho en aquellos años. El Óscar se lo lleva una amiga con la que comentaba un día lo poco que me parecía iba a durar con un noviete que tenía entonces. En un momento, me interrumpió con un: y ahora que todavía estás de novia, antes de dejarlo, ¿por qué no aprovechás y tenés un nene?

Mi reloj biológico sigue muy controlado actualmente. Y eso que ya por edad debe de estar dándome alaridos. Me encantan los bebés, me derrito al ver su ropita, pero no siento esas punzadas que muchas mujeres me han dicho que sienten. Lo único que me hace dudar es el recuerdo de una figurita de escayola que pinté para mi madre cuando tenía 5 años. Era una paloma dorada, con una vela roja. Una vez mi madre la sacó de un cajón y quedé en shock al ver lo espantosamente horrible que era… en mi memoria, era la figura más hermosa y delicada del mundo. Recuerdo que la víspera del Día de la Madre, cuando debía dársela, yo no podía dormir de puro nervio. Pensaba que iba a entregarle el regalo más bonito que se podía dar a ser humano: el que se merecía, en definitiva. Y ese recuerdo me lleva a ese amor intenso, despiadado, egoísta y ansioso que tienen los niños por sus madres. A veces tengo algo de pena de no experimentar que es sentir ese amor de otro ser vivo.

Y toda esta reflexión me viene por una amiga uruguaya, que acaba de adoptar a un bebé hermoso. Me anunció su intención de adoptar hace años, y reconozco que la apoyé muy poco. En parte porque desconfiaba mucho de los servicios de adopción del país. Pero ahora que es mamá de un niño sano y feliz, quiero enlazar aquí el relato de su proceso de adopción. Creo que define a la perfección el instinto maternal más puro.

Por cierto que mis dos amigas, madres de adolescentes, esta semana pusieron sendas fotos de sus retoños en su perfil de Whatsapp. Y las dos me comentaron lo orgullosísimas que se sentían de sus últimos logros. Algo debe de tener para que a diario decenas de miles de mujeres se decidan a alistarse en el ejército de madres…

Madres

(Dedicado a las “no madres”, porque son las que mejor me van a entender…)

7 Comments

  1. ELENA de URUGUAY - 14 enero, 2017

    siempre es un placer leer algo vuestro Maria Eugenua…espero se encuentre bien .
    Por cierto…Trasplantaron a mi PABLO…y esta de 10…un abrazo ENORME…para lis papis…siempre los recuerdo a todos con mucho cariño y vuelvo a decir…siempre deleitada con vuestras BITACORA DE BRONTE…BESO GRANDE…

  2. Agu - 14 enero, 2017

    Pues yo creo que la maternidad responsable puede ser uno de los grandes avances de la humanidad. Estoy harto de padres frustrados que no saben educar a sus hijos. Quizá si se va superando el tabú de la necesidad reproductiva en un mundo por otro lado superpoblado podamos crear unas sociedades más sostenibles y con padres más responsables y comprometidos. Yo no tengo mascota por la misma razón, me encantan pero no estoy dispuesto a asumir el compromiso y las esclavitudes que conlleva tener un animal a mi cargo. Niño si me hubiera gustado adoptar, pero por responsabilidad me ha sido imposible. No era ninguna llamada biológica, simplemente un acto de compromiso. Desdramaticemos la maternidad o falta de ella. Por cierto, los padres sin hijos también te entendemos 🙂

  3. Bronte - 15 enero, 2017

    Por redes sociales me llega el comentario de una amiga madre de un nene chico, y no quiero dejar de compartirlo por aquí: «Bueno, te doy mi opinión como madre que no quería ser madre y que el llamado de la naturaleza vino por la espalda! Si una mujer no quiere y siente que no es su rol, pues que no sea madre, así de simple. Si la atacan por sorpresa como a mi, aunque crea no tener instinto, créeme, llega y con furia (una avalancha de hormonas). Y si tiene ganas con todo el corazón de ser madre, pues anda, que no le de vueltas, que no espere al «momento ideal» en la vida, porque no lo hay, cuando uno los tiene en los brazos, ese es el momento ideal. Así que con esto, salud por todas las mujeres: las no madres, las que no quieren serlo, las que les tocó serlo y las que lo desean con el alma!»

  4. Bronte - 18 enero, 2017

    Más comentarios de redes sociales, como es tema debatible, lo comparto:»No sabía del instinto maternal furioso de las uruguayas .. pero es bueno saberlo. Y yo que pensé que ser una «desquiciada» de la cabeza y cocinar verduras exclusivamente al vapor era normal …ahora entiendo todo! jajajaja ! Es dificil opinar del tema, pero algo tengo claro … Ser madre es para valientes … y no ser madre por elección, a pesar de la horrenda presión social, es para super valientes … seguí escribiendo que me encanta leeerte!!»

  5. Bronte - 18 enero, 2017

    Y otro: «A ver por un lado está el instinto de ser madre que lo puedes tener o no.
    Para ser feliz no se necesita de hijos.
    Seguro me escuchaste mucho rezongar a mis hijos (putear). Y que da trabajo criarlos no hay dudas. Es que nadie nace sabiendo ser padre o madre es un camino que se va recorriendo con millones de errores y aciertos. Lloras de dolor y de felicidad por ellos. Hoy estoy en la etapa de nido casi vacío y creo que no hicimos las cosas tan mal, de casa no se quieren ir.
    Pero si hay algo que extraño de ellos es verlos niños, esas caritas que miro en fotos y me conmuevo hasta las lágrimas.
    Hoy adultos con la vida por delante, y seguimos aprendiendo juntos el camino, hoy son ellos los que nos enseñan de la vida, que nos demuestran muchas veces lo equivocados que estamos.
    En fin es dar y recibir»

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