Mi primer temblor (chispas!)

Vale, sé que mi país está en crisis y que hay muchas personas que están padeciendo verdaderas desgracias, y que por tanto resulta vergonzoso que me queje. Pero en definitiva esta bitácora es mi terapia particular de desahogo, así que, qué narices, voy a quejarme: ¿es o no es la leche que justo en el momento en que terminan de desembalar mis cosas, cuando tengo toda mi vajilla desplegada y los vasos apilados sobre la encimera de la cocina de cualquier modo, cuando tengo los jarrones sobre los sofás y los cuadros apoyados sobre las paredes, que justo en ese momento, al suelo aquí le de por temblar??!!

Así fue, queridos lectores, un temblor de 5,7 escala Richter es lo que Santiago ha experimentado hoy, justo hoy. A ver, ¿tengo o no tengo derecho a enfadarme con Zeus??!! (por cierto, en cualquier otro lugar, un 5,7 es un terremoto, pero en Chile, eso es «sólo» un temblor…)

También es verdad que debo reconocer que tuve suerte: el temblor no me sorprendió en mi apartamento, (y en un sexto piso, por lo que dicen, un 5,7 es de ponerse a llamar a la madre a gritos). No, me sorprendió en la peluquería. (Sí, en la peluquería. ¡Qué pasa, acaso se pretende que reciba a las masas en un 12 de octubre, con los pelos de loca tras un día de estrés de mudanza??!!) Y la peluquería estaba en un bajo, así que no noté mucho, pero cuando volví corriendo a casa (¡mi vitrina, mi vitrina, Zeus, llévame a mi, pero salva a mi vitrina!!),vi que varios muebles se habían desplazado,pero eso sí, todo intacto: ¡viva la arquitectura antisísmica chilena!!

Por mi parte, yo llevaba semanas siendo aleccionada por compatriotas que me pedían no reaccionara con excesivo miedo ante mi primer temblor, para no dejar en mal lugar a los españoles frente a los chilenos. Es decir, que se me exigía que mantuviera el tipo en cuanto la tierra se pusiera a temblar, para de este modo salvaguardar el honor de la raza de Agustina de Aragón. Brutal responsabilidad, pero creo que logré estar a la altura: fue iniciarse el temblor, mientras yo hablaba con David al móvil (oye, David,me muevo,se mueve todo,eso es lo que pasa con los terremotos, ¿verdad?), y todos,peluqueros y clientes, echaron a correr. Yo no. Me gustaría decir que fue un acto de valentía de raza, pero la realidad es otra: ¡¡tenía todo el tinte en el pelo! Así que no me moví, allí me quedé sentadita, toda valiente, qué remedio, y al cabo de un rato me puse a gritar: oigan, si van evacuar, que se quede alguien y que me quite el tinte antes, vamos, que no pretenderán que me eche a la calle con esta pinta…

Luego volvieron, no para quitarme el tinte, que conste, sino porque se había acabado el temblor. Y ahí entonces me encontré con una nueva sorpresa desagradable: ¡no funcionaba el internet!!! Lo cortan o se rompe tras un temblor, qué poca seriedad: ¿como se supone que va a poder una actualizar su facebook tras un temblor??!! O escribir a todo el mundo por el guachap que has sobrevivido a un temblor, a ver… En fin, que me quedé esperando a que volviera el 3G, mientras me quitaban el tinte, y la peluquera me contaba aún pálida que, desde el terremoto de 2010, estaba tan traumatizada que no lograba soportar temblor alguno… ahí me sentí algo mal por mi frivolidad, pero luego pensé que gracias al tinte había hecho un despliegue de templanza racial hispana, que ni un soldado de Valdivia, vamos. Así que no estuvo del todo mal.

Y mi vitrina, intacta, que es lo importante.

3 Comments

  1. Anónimo - 6 marzo, 2013

    Genial!
    Navegando desvelado llegué a tu blog y me he entretenido bastante. Lo malo es que se me fue el poco sueño que tenía.

    Más, más, más..

  2. Bronte - 20 marzo, 2013

    Muchas gracias, intentaré seguir en la misma línea 🙂

  3. El abrazo amplificado (seguimos temblando) - Bitacora de Bronte | Bitacora de Bronte - 29 septiembre, 2015

    […] amables lectores saben que llevo padeciendo temblores desde casi mi primer mes aquí, y que alguno llegó a agitarme el alma, pero nada, repito, nada, se acercó a lo que viví el […]

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