Mi pulsera de lapislázuli

Llevo unos días mirando mi pulsera de lapislázuli. Es simple, sencilla, muy bonita. Los chilenos siempre asumen que la he comprado aquí, porque se precian de que Chile es el único productor de lapislázuli. Pero se equivocan. Hay lapislazuli en otro lugar remoto del planeta. Como llegué a tener una joya de lapislazuli proveniente de ese recóndito país, es una historia que se remonta a mis años de Madrid, cuando estaba en el departamento de recursos humanos del Ministerio, cuando mi vida laboral transcurría en un despacho, sin luz natural y algo decadente, de nuestra sede ministerial en un edificio patrimonial histórico, y consistía muchas veces en horas de teléfono y cientos de correos electrónicos con todas nuestras representaciones en el exterior…

(1)
Yo: Hola Javier, al fin te localizo, nunca contestas al teléfono.
Javier: Bueno, querida, disculpa, estoy en la capital de…, las conexiones no son muy buenas, no son las de Madrid.
Yo: ya lo sé, Javier, soy consciente, y de eso quería hablarte justamente, que hemos recibido queja de Oficialía, que se les han quejado los GEOs, que dicen que pasas de ellos y que sales de paseo por allí como si estuvieras en el Rastro de Madrid
Javier: qué gracia que mi seguridad les preocupe a los GEOs y a Oficialía, te hago ver que esa preocupación es intermitente, y se activa a ratos, concretamente, cuando el Embajador se va de vacaciones y yo quedo de Encargado de Negocios. Cuando soy una simple Segunda Jefatura les toca un pie que me vaya solito a pasear…
Yo: tampoco es así, Javier,  son los protocolos de seguridad establecidos, el titular máximo de la representación está particularmente amenazado y de ahí la necesidad de la escolta personal
Javier: ¿te estás escuchando? Mi cuello es el mismo que cuando soy Segunda Jefatura, no se hace de oro cuando me quedo de Enai, es ridículo que solo le preocupe entonces a los GEOs
Yo: tu cuello les preocupa siempre, y particularmente cuando ven que te has largado a pasear por ahí sin consultarles, al mercado que te fuiste el otro día, que me han contado…
Javier: caray, para eso sí que sirven nuestros servicios de información, para contarte que estuve haciendo mandados, salí a hacer la compra, qué pasa, tenía la nevera vacía, me gusta comer, incluso aquí en…, incluso cuando no estoy de Encargado de Negocios, cuando soy una simple Segunda Jefatura…
Yo: mira Javier, que te den, ¿vale?

(2)
Yo: Hola Javier, yo de nuevo, tengo a tu operador de cifra atrincherado en la puerta de mi despacho
Javier: Ex-operador, lo habéis cesado, ¿no te acuerdas?
Yo: ¡claro que me acuerdo! lo hemos cesado porque no parabais de quejaros
Javier: y no parábamos de quejarnos porque era un inútil, menudo mastuerzo que nos habíais enviado…
Yo: Javier, el tema es que nadie le ha dicho que está cesado, así que vino a buscar su billete de vuelta a… tras su licencia, y se encuentra con la noticia, ¿no se lo podíais haber dicho?
Javier: es que el cese llegó cuando él estaba ya fuera, qué se suponía que teníamos que hacer, ¿llamarlo de vuelta para decirle que no volviera más?
Yo: y le tenemos que comunicar el cese nosotros, ¿no? Esto lo hace el jefe superior, oséase, tú
Javier: pero seguro que tú lo haces mejor que yo, se te dan mejor estas cosas…
Yo: mira Javier, que te den, ¿vale?

(3)
Yo: Javier, yo nuevamente, me da la impresión que pasas de mi…
Javier: no sé qué te hace pensar eso, acabas de sacarme de una reunión de alto nivel con los americanos, nos estaban contando su nuevo plan de seguridad…
Yo: no me lo cuentes por teléfono… ¡y te saqué porque llevo ya un día entero dejándote mensajes!
Javier: no los había escuchado… y tranquila, si alguien nos escucha, son los yanquis, no te iba a contar nada que no supieran ya…
Yo: Javier, aún no nos has dicho qué puesto para el año que viene te interesa, en compensación a tu trabajo en…, sabes que tienes cierta preferencia al elegir.
Javier: Ah, sí, pues mira, no me senté a pensarlo todavía, he estado trabajando mucho estos días
Yo: tu compa de embajada ya lo hizo
Javier: mi compa no ha hecho otra cosa desde que puso el pie aquí, lleva meses decidiéndolo, yo he preferido hacer mi trabajo, disculpa
Yo: sin ironías, que yo también intento hacer el mío, pero si tú no eliges ya, no podemos avanzar…
Javier: bueno, te prometo que ya lo miro… ¿pero me dejas volver a la reunión? Es que me parece mal dejarlos plantados para irme a elegir puesto por haber trabajado aquí…
Yo: haz lo que quieras… y que te den, ¿vale?

Tiempo después, un día en que como siempre estaba sentada al teléfono en mi despacho, sin luz natural y algo decadente, de sede ministerial en edificio patrimonial histórico, entró Javier de improviso. Con barba. Cubierto de polvo. Daba la impresión de que venía directo de las montañas de…. Le hice señas para que esperara a que  terminase de hablar, pero él negó con la cabeza, me dejó un paquete encima de la mesa y se fue. Cuando pude abrirlo, allí que estaba la pulsera de plata y lapislázuli, muy simple y preciosa, con una notita:

Querida…: paseaba el otro día por el mercado en…, y me acordé que sigo sin mandarte mis preferencias de puesto, que creo se te siguen quejando los GEOs, y que tienes a un antiguo empleado nuestro haciendo huelga de hambre en la puerta. Espero que aún así estés bien. Vi esta pulsera y me apeteció que la tuvieras, para que te acuerdes de mí también por algo bonito. Un abrazo, Javier.


Los diálogos de esta historia no son reales, fueron reconstruidos libremente de recuerdos pasados. Recuerdos que ahora me resulta complicado revivir con nitidez por la pena, mientras miro mi pulsera de lapislázuli. La pena de pensar que nunca más tendré a Javier al otro lado del teléfono o entrando por sorpresa en mi despacho. Porque creo que aquella mañana en mi despacho se ha convertido ya en la última vez que lo vi. Y ahora que nos ha dejado para siempre, este es mi modesto recordatorio de Javier, un diplo como la copa de un pino y una gran persona.

5 Comments

  1. Jose Antonio Cuchi Oterino - 31 marzo, 2014

    Muchas gracias. Ciertamente así era mi hermano. Un cordial saludo.

  2. Bronte - 7 abril, 2014

    Me alegro que os haya gustado, tenía mucho miedo que no fuera así. Le tenía un verdadero y profundo cariño a Javier. Todos le extrañamos en la promoción. Un abrazo.

  3. Maria Lezon - 30 marzo, 2018

    Me he enterado este año de la muerte de Javier. Le buscaba para pedirle información, como siempre…..así se lo escribí en el email que nunca leerá.
    Lo siento muchísimo, era un hombre estupendo , especial, dispuesto a prestar y dar atención en lo que pudiera. Cuánto lo siento.
    Me ha gustado mucho lo escrito, muy él.
    gracias

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