La Redota

«Che, te vamos a pedir que bajes un poco el tono español… que no se te note mucho el acento, vamos, que aquí los gauchos son muy nacionalistas y sentidos e igual no les gusta escucharte…» Miro a Gaby y Bruno y contesto con mi mejor tono español orientalizado: «No rompáis las bolas… recién le saqué una foto a una gaucha cebándose un mate y me contó que tiene la nacionalidad española porque su abuela era catalana…»

Estoy en Río Negro, exactamente en la Escuela Rural nº9, esperando a la marcha de jinetes… esto forma parte de los actos de recreación de la Redota, que han organizado desde la Comisión del Bicentenario. Me gustan mucho las cosas que están organizando para el interior por el Bicentenario, por un lado, están haciendo oídos a los gustos más tradicionales y conservadores de la gente del interior, pero están intentando ponerle a todo un toque moderno y original… estuvo la coordinación para que todo el país cantara la típica canción «A Don José» al mismo tiempo (grandes pantallas en escenarios en las plazas de las principales ciudades, yo lo vi desde Colonia con Fa, Eli, Yuko, Pilar y Caro, anda que no tuve que insistir para plantarnos en la plaza a las 12 en punto de la noche, porque hacía un frío horrible…)

Y ahora estamos en Río Negro, acompañando al grupo que está recreando la Redota (nota para españoles: la «redota» fue el éxodo migratorio que un grupo de habitantes de la Banda oriental iniciaron siguiendo a Artigas en 1811, hecho que los historiadores marcan como el inicio del carácter nacional uruguayo, pues marcó la diferencia no sólo con los españoles sino con los argentinos… la elección de 2011 como año del Bicentenario viene por esto). Para ello se llamó a aparcerías de todo el país (nota para españoles: en Uruguay hay grupos que organizan romerías a caballo, se encuentran en determinados lugares, y tienen un gran evento con la «Patria Gaucha» en Tacuarembó), y éstas respondieron felices de la vida de poder recrear el Episodio con mayúsculas de la Historia uruguaya. Salieron de San José (el día que todos cantamos la canción), y ahora van por Río Negro, hasta llegar al Ayui en Salto (la originaria Redota cruzó hasta la actual Concordia). Gaby y Bruno me invitaron a viajar durante el día para ver su parada en Young, capital de Río Negro.

Salimos temprano un grupo variopinto (prensa, Magdalena y otros colaboradores de la Comisión, Alberto el Director de Cultura de la Cancillería, incluso unas cooperantes españolas) y a mediodía ya llegábamos a la Escuela nº54 en donde estaban acampados.

 

Allí me quedé como una pieza al descubrir a los normalmente urbanitas Bruno y Gaby totalmente insertos con el paisaje… es entonces que tratan de tomarme el pelo con que debo esconder mi acento… pero yo ya he hablado con los participantes de la marcha y descubierto varios españoles (nota para uruguayos: así somos los «gallegos», estamos hasta en la Redota…), así que los mando a freir puñetas.

El protocolo de paradas normalmente se hacía siempre en torno a las escuelas, en donde los jinetes entregaban unos libros (el Manual de Cómo ser un Perfecto Oriental en 10 volúmenes), una moña del Bicentenario (nota para españoles: los niños de la escuela pública uruguaya van con moña hasta los 12… eso explica muchas cosas del carácter local, obviamente), plantan un ibirapitá (el árbol bajo el cual el Negro Alsina le cebaba el mate a Artigas según la tradición), y un payador inmortaliza el momento con unos versos cantados (según la tradición directamente heredada de los «versolaris» vascos). Todo se hace en la escuela de la zona, porque Uruguay es un país serio laico, y el centro de actividad social de cualquier agrupación de casas en el campo, no es en torno a la iglesia, sino en torno a la Escuela Rural , adonde los niños llegan a caballo incluso, en horarios que coinciden con las jornadas de campo de sus padres, que luego echan horas en mejorar y acondicionar el edificio de la escuela… por eso la Escuela nunca cierra, incluso si sólo tiene tres alumnos, como es el caso de la Escuela nº9, adonde nos adelantamos para la siguiente entrega de libros y demás.

 

Así que primero me lo paso genial viendo a los niños de la Escuela 54 felices de la vida con todas las actividades que les han montado… y luego vemos a la marcha reemprender su camino…

Y llegar a la Escuela nº9, con unos niños tan excitados que apenas pueden contenerse… y de nuevo todo el protocolo de entrega de libros, moña, arbol y canción.

Y luego de camino de nuevo hacia Young…

Nos adelantamos para ver cómo llegan después los jinetes , yo saqué mis fotos de rigor del Artigas de la plaza, el Intendente (Lafluff, del Partido Nacional) nos invita a un asado de cena, y salimos ya de noche de vuelta a Montevideo…

Qué envidia me dan los uruguayos, por tener una Historia sobre la que no se pelean (demasiado)… quién tuviera un episodio histórico que recrear sin que se despertara la Gran Bronca en España… pero a ver quién es el guapo que se pone a recrear las gestas de Viriato, Pelayo, o el 2 de mayo, si en Granada aún tenemos la pelea todos los 2 de enero con los festejos por el fin de la Reconquista… con sus 200 añitos, los uruguayos aún no saben bien lo que es pelearse a tortas por la Historia… ojalá sigan así como mínimo otros 200 años…

Arte en construcción

Ayer fui a ver «La piel que habito» (increíble, una película española que tan solo llega unas semanas después de su estreno a Uruguay)… la película es impecable, magníficamente rodada, bien contada, fotografía increíble, buenas actuaciones, se ve bien la evolución de Almodóvar, trata temas recurrentes de él, la transexualidad, amores tormentosos con secuestro y violencia de por medio, el amor filial, la maternidad, la infidelidad… y sin embargo, terminó y quedé en silencio, Almodóvar se defendió ante la prensa (que lo está destrozando por esta película) diciendo que la gente queda en silencio al final de la película por el «shock»… pero yo no estaba shockeada… estaba indiferente… indiferencia, esa fue mi reacción, y pasé toda la noche pensando en porqué, pues de verdad que la película por otro lado es impecable… hoy leí una nueva crítica, de nuevo mala, y ésta decía que el problema de «La piel que habito» es que está hecha sin corazón…

Zeus me libre de ponerme a escribir sobre algo tan trillado como la necesidad de poner el corazón en el arte si se quiere que el resultado llegue a su vez al corazón de los que lo contemplen… pero me hizo pensar en que en estas últimas semanas tuve la oportunidad de ver una especie de «arte en construcción»…  fue la oportunidad que me dio Javier Rebollo de ver su última película «El muerto y ser feliz», aún sin terminar, sin efectos de sonido y alguna escena sin grabar (el propio Javier iba completando en voz alta los trozos que faltaban mientras un grupito la veíamos en la Sala Dos de Cinemateca). Es una «road movie» argentina, con momentos geniales que captan, de nuevo con trazos rápidos, la geografía interna del país, es una película recomendable para quienes quieran conocer la Argentina más allá del tópico, qué gracia que la hiciera un español… y José Sacristán está que se sale, y su contraparte uruguaya, Roxana Blanco, a la que he conocido estos días, no desmerece en ningún momento. Y antes vi otra película «en construcción», una peli en la que participó Paula y que nos enseñó a Javier, Alejandra y a mí en mi casa (tras devorarnos una fondue de queso que me salió bastante bien, por cierto). Se llama «Ojos de madera», aún le falta la banda sonora, los efectos sonoros, el montaje está sin terminar, creo que es la vez que más consciente he sido de la importancia del lado técnico en el cine… y sin embargo, me cautivó, quedé enganchada por conocer el final (el CD se estropeó justo cuando faltaba un rato)…

Y ahora recordé, pensé en Javier haciendo él mismo sobre la marcha los sonidos que faltaban en «El muerto y ser feliz», en esos planos de Florencia Zabaleta lindísima en «Ojos de madera», y pensé que lo que había visto en la pantalla, por encima de todo, era corazones latiendo a ritmo desmesurado… justo lo que no vi en una película acabada, impecable y con todos los detalles técnicos calculados al milímetro.  Una Dorothy debería guiar a Almodóvar por el camino de baldosas amarillas hasta allá donde viva el Mago de Oz en la Mancha para que recupere su corazón…

¿Agur ETA?

«Claro es que tú has nacido con ETA…» me dice mi jefa cuando le comento que aún me siento incapaz de digerir la noticia… llego a clase de pilates, mis compañeras, que han visto la comparecencia de Zapatero en directo por la tele uruguaya, me felicitan, luego amigos por el Facebook, pero yo aún no logro imaginarme la posibilidad de que mañana haya gente en el País Vasco que por fin puedan caminar sin escolta… intento entrar en los periódicos españoles, todos colapsados, y poco a poco las imágenes vuelven a mi cabeza…

Pues sí, nací con ETA, forma parte de mi vida, como de la del resto de mi generación, es así de triste… uno de mis recuerdos de infancia fue de una vez que hicimos un minuto de silencio en el recreo en el parvulario, 4-5 años que tendríamos todos, y claro, muertos de la risa con la novedad, pero aún así la maestra insistió en que hiciéramos el minuto como el resto de nuestro país, y luego nos explicó por qué debiámos guardar silencio, aún recuerdo la seriedad con que nos contó que estábamos protestando contra el asesinato de una banda terrorista… los estadounidenses aún tenían sus Torres Gemelas y Bin Laden pasaba temporadas de vacaciones en Occidente, pero en España ya había niños que guardaban minutos de silencio contra el terrorismo… Luego, pues como el resto de mi generación, las mismas imágenes, a veces tan parecidas que daba la impresión de deja vu, las fotos de los atentados, de los coches en llamas, de los encapuchados hablando sobre el fondo de la serpiente y el hacha, de los funerales, de la familia de la víctima de turno llorando… había siempre imágenes que te quedaban más grabadas en la retina, hay gente que se quedó con las del atentado de Hipercor, otros con las de la Casa cuartel en Vic (aquellos pobres niños que jugaban en la puerta), otros con las imágenes de Irene Villa sin piernas tras la explosión, todos con la foto de Miguel Angel Blanco…

Todos hemos llevado lazos azules, todos hemos participado en alguna manifestación de protesta, todos hemos llorado alguna vez, aunque sólo haya sido una, por culpa de ETA, todos hemos discutido con extranjeros empeñados en ver las cosas «con objetividad», cómo si pudiera mirarse con objetividad el asesinato de unos niños que juegan a la pelota a la puerta de su casa, todos miramos con rabia cómo Bélgica, ¡en 1997!, concedía asilo político a etarras… Yo aún recuerdo comentar con mi familia y compañeros de instituto, en 1994, la sorpresa que nos producía que en un país latinoamericano de pronto hubiera huelgas en solidaridad con unos terroristas…

Y todos nos creímos el 11 de marzo de 2004 que ETA no hubiera tenido ningún dilema moral para matar a 200 personas de una sentada, otra cosa es que tuviera la infraestructura para hacerlo a esas alturas… porque a ETA la hemos derrotado, que conste y quede claro, no es que cedan, no es que se hayan persuadido de la inutilidad de la violencia, es que se rinden porque los hemos vencido.

Y en el camino, 829 personas: «la nuestra será una democracia sin terrorismo, pero no una democracia sin memoria: la memoria de las víctimas».

¿Cuántos años tiene España?

¿Cuántos años celebran? Esa fue la pregunta que hizo la periodista de sociales mientras nos hacían las fotos a la jefa y a mí en la recepción oficial por el 12 de octubre (nota para españoles: en Uruguay todos los periódicos tienen una sección de «sociales», en las que sacan fotos de la gente, no siempre conocida, que acude a eventos sociales, culturales, políticos, etc etc). No era ninguna pregunta tonta: las naciones latinoamericanas tienen una edad, un año de nacimiento, y por tanto cada Día Nacional «cumplen» años… también algunas naciones europeas: este 17 de marzo, Italia festejó que su República cumplía 150 años… pero nosotros no somos una República, seguimos siendo un reino, pero con bastantes vaivenes, así que se nos complica un poco la cuenta…

Porque podríamos decir que cumplimos 36 años, desde 1975, con la democracia, eso estaría divertido, España y yo tendríamos la misma edad, pero también sería ridículo, sería afirmar que los combatientes de la Guerra Civil, de las guerras carlistas no eran españoles, o que tampoco lo eran los «gallegos» que emigraron a América Latina… digamos entonces que desde 1811, cuando nos levantamos en armas contra la invasión francesa… pero entonces sería decir que los ingleses les quitaron Gibraltar en 1713 a un país que no existía, y que Felipe II y Carlos V no reinaron sobre España… bueno, pues 1492, tenemos 519 años, pues «nacimos» cuando Castilla y Aragón se unificaron vía matrimonial, acabó la Reconquista, y Colón descubrió América… ¿pero entonces dónde se nos queda el Cid, y el pilar sobre el que se apareció la Virgen que detuvo a Santiago cuando iba a cruzar los Pirineos, y más atrás, acaso los romanos no invadieron «Hispania», Pelayo no merece ser considerado español…?

«Existimos desde tiempos inmemoriales» la jefa despacha la pregunta en un plisplas y me urge a seguir atendiendo a los invitados y dejarme de mandangas (nota para todo el mundo: una recepción por el 12 de octubre, es agotadora, es trabajo puro y duro para un diplomático, no es una fiesta, que conste!!!). ¿Desde siempre? ¿Tan viejitos somos? ¿Siempre fuímos españoles ruidosos y protestones? Ya me estoy figurando a los tíos que pintaban en Altamira, cagoentó, la madre que me parió, me volví a quedar sin polvo rojo, ahora a ver cómo coj… termino yo el toro este… y a la gente de Atapuerca a la hora del café, yo con leche, yo solo, el mío sin azúcar y con leche templada, yo corto de café, a mí una gotita nada más, yo en vaso, a mí en taza, a mí ponme un poleo…

Uno a veces desearía tener sólo 200 años…

¿200 años es mucho o poco?

 BQue veinte años no es nada, decía la canción. ¿Y 200? ¿Son mucho o poco, suficientes o apenas un soplo en el largo huracán de la Historia…? En este año de Bicentenario esa pregunta ha circulado mucho por este país, en realidad la misma designación de 2011 como año de celebración del Bicentenario fue polémica, todavía hoy en los periódicos abundan las cartas al Director con puntualizaciones históricas sobre lo erróneo de elegir esta fecha (que en el fondo son bastante ciertas, Uruguay nació realmente en 1830, pero un Bicentenario en esas fechas, tan alejadas del resto de celebraciones de América Latina, hubiera aislado al país)… lo anecdótico es que elegiendo 1811, la potencia colonial era España, y así Uruguay omite simbólicamente que es el único país de Hispanoamérica que no se independizó de España sino de Brasil… pero todo esto son consideraciones en las que no voy a entrar, porque desde Madrid la idea ha sido muy clara desde el principio, acompañar los festejos de los Bicentenarios en todos los países latinoamericanos, y Uruguay no ha sido excepción.

Al principio la cosa no pintó fácil, me pasé la mitad de 2009 y 2010 buscando alguna contraparte, y ni siquiera estaba nombrada una Comisión… pero a fines de 2010 el tema se activó, se nombró a Gabriel como Secretario Ejecutivo, él se trajo a Bruno, y el Bicentenario uruguayo tomó forma rápidamente… y yo me lo he pasado muy bien trabajando con ellos… estuvo la lectura maratónica del Quijote, cuando nos trajimos a Pepe Guirao y Rafa Doctor, ahora con los graffittis en el muro del Cementerio del Buceo, nos queda aún la fiesta de la colectividad española en diciembre, y bueno, estuvo la celebración de este lunes, para mí fue muy bonito poder ser testigo de parte de la interna de la organización de algo que fue sencillamente increíble, 3 escenarios con actuaciones en vivo durante toda la tarde,  el Cuarteto de Nos, Jorge Drexler, Rumbo, la Vela Puerca, Gilberto Gil, Dani Umpi… la calle 18 de julio dejada a miles de peatones que circularon bajo banderines y luces de colores absolutamente alucinados, yo iba con Gus y Jenny que no dejaban de decir que aquello era insólito, algo nunca visto en Uruguay… en cierto modo, me recordó un poco a 1992, con las Olimpiadas sobre todo, con aquella inauguración impresionante en la que de pronto España entera se creyó que podíamos hacer las cosas bien… ¡qué digo bien, mejor que nadie…! Yo creo que en unos años se podrá ver quizá este 2011 como el año en que los uruguayos salieron de su cascarón de bajo perfil y empezaron a verse como un proyecto con futuro…

Y como con nosotros en el 92, la Fura dels Baus también estuvo aquí, un broche de oro para este día histórico… yo sabía que su contratación no estuvo exenta de polémica, hubo quien dijo que la Fura con sus espectáculares montajes no se adecuaba bien al carácter calmo del oriental que camina con su mate por la rambla, hubo quien dijo que a qué venía gastar tanto dinero, hubo quien dijo que la Fura no sabría hacer nada que medianamente tuviera que ver con el Uruguay, y hubo quien dijo que cómo unos españoles podían ser el plato fuerte de una celebración de Bicentenario (¿200 años es mucho o poco?)

Pero el gobierno lo tenía claro, quería una celebración patria a lo grande, y la tuvieron… aquella muñeca de 8 metros bailando candombe, esa bola gigante de la que «nació», tras romper aguas, la Patria uruguaya, la payadora cantando (luego Carlos Padrissa, unos de los directores de la Fura, me comentó que había investigado el origen vasco de los payadores y que por eso lo había incluído), un tango bailado desde las paredes de la Torre presidencial… luego hoy hemos ido leyendo críticas varias, «espejitos de colores» decía la tira cómica de La Diaria (cuyo crítico de arte, en cambio, puso el espectáculo por las nubes), la mayoría laudatorias, algunos criticando el coste de todo, pero de todas las cosas yo me quedo con la sonrisa de mi empleada, que se fue solita a pasear por 18 de julio dejándose a la familia en casa y se quedó hasta el final, hasta que la muñeca gigante encendió la antorcha para despedirse, qué lindo todo, fue presioso, qué increíble, me contaba ilusionada al día siguiente…

200 años no es mucho… pero sí que puede serlo una sóla noche.

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